miércoles, 15 de mayo de 2013


Audífonos Retroauriculares.
En el tratamiento de la minimización de la pérdida auditiva se utiliza principalmente la amplificación mediante audífonos y el entrenamiento fonoaudiológico de la audición residual del niño.
Existen muchos tipos de audífonos con funciones y características muy diversas que se adaptan a las necesidades de cada persona.
Los audífonos infantiles más recomendados son los que se colocan detrás del pabellón auricular, llamados retroauriculares

Es importante que sean de este tipo ya que debido al crecimiento continuo del oído del niño, el audífono perdería la estabilidad que requiere.
Estos audífonos están completamente preparados para evitar incidentes con los niños, deben ser resistentes para soportar los golpes a los que los niños los exponen.
                 


Otro aspecto muy importante que debe tenerse en cuenta es que los dos oídos deben ser equipados mediante el audífono retroauricular. Es necesario recibir las señales acústicas al mismo tiempo para enviarlas al cerebro y hacer que este trabaje de manera más efectiva. Aunque solo se tenga pérdida en un oído, ampliar el sonido con un solo audífono en uno de ellos pone en desventaja al niño, pues puede dificultar el entendimiento del habla o la detección de los ruidos gracias al esfuerzo que tiene que hacer. Los estudios demuestran que aunque la pérdida auditiva sea mayor en un oído que en otro, las personas que han utilizado dos audífonos se benefician con gran ventaja de ello. Con la adaptación de dos audífonos los niños podrán identificar perfectamente de dónde procede cada sonido pero, además obtendrá una mayor inteligibilidad.

Recalcamos la importancia, además, de la utilización PERMANENTE de la prótesis en el niño, a diferencia del adulto que lleva un período de adaptación, este uso permanente le dará la posibilidad al niño de estar en contacto constante con el sonido, y por ende toda la información necesaria para su desarrollo lingüístico.

Finalmente, la prescripción del audífono la realiza el médico otorrinolaringólogo tras la evaluación clínica del niño y con los estudios fonoaudiológicos del niño (sean audiometrías tonales, impedanciometrias u otros que el medico considere necesarias). Mientras que la selección del audífono con las características ajustadas a la perdida específica de cada niño la realiza la fonoaudióloga con la derivación correspondiente.


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